Apoyo de la Asociación de Usuarios de la Comunicación al proyecto para unificar la calificación por edades de los contenidos audiovisuales

La Asociación de Usuarios de la Comunicación ha hecho público su apoyo a los objetivos del Gobierno para desarrollar un sistema unificado de pictogramas o imágenes que adviertan a los usuarios sobre la orientación por edades o la presencia de contenidos inadecuados para menores. Para AUC se trata de contenidos en obras audiovisuales, independientemente de su naturaleza o canal de difusión (cine, televisión, internet). El desarrollo de este sistema está contemplado en el ‘Plan Estratégico General de la Secretaría de Estado de Cultura 2012-2015’, con el objetivo de mejorar la recepción, comprensión y valoración por la ciudadanía de las obras y contenidos cinematográficos y audiovisuales.

AUC considera que el etiquetado de los productos audiovisuales es clave para la futura protección de los menores, en un entorno de convergencia tecnológica y multipantalla en el que los contenidos pueden visionarse sin restricciones horarias y a través de diferentes dispositivos. La Asociación apuesta por avanzar en la definición de criterios “que se adecuen a la sensibilidad social mayoritaria”; que se apliquen de modo unificado a los diferentes productos audiovisuales (acabando con la actual multiplicidad de calificaciones distintas), y que combinen el criterio de calificación por edades con descriptores que informen sobre los contenidos incluidos en el producto audiovisual (sexo, violencia, lenguaje, etc.), aplicando además escalas de intensidad que permitan a los padres elegir, a través de los sistemas de filtrado en destino, qué consideran adecuado o no para sus hijos. Y en este sentido, solicita la creación de un grupo de trabajo interministerial en el que puedan participar también expertos académicos, profesionales y representantes de la sociedad civil.

Para AUC, «El etiquetado de los productos audiovisuales, más allá de sus diferencias de formato o canal de distribución (programas televisivos, obras cinematográficas, videojuegos, contenidos de internet) es un requisito fundamental para satisfacer derechos constitucionales como la protección de los menores y el derecho de los ciudadanos/consumidores a la información (arts. 20 y 51)». En España existen sistemas de etiquetado “paralelos” en los diferentes medios, no siempre equivalentes:

En Cine: rige la Resolución de 16 de febrero de 2010, del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, estableció los criterios para la calificación por grupos de edad de las películas cinematográficas y otras obras audiovisuales, así como los correspondientes pictogramas informativos, de acuerdo con lo previsto en el mencionado Real Decreto 2062/2008. Mediante esa resolución se daba cumplimiento asimismo a lo dispuesto en la Orden CUL/314/2010, de 16 de febrero, por la que se modifican los grupos de edad para la calificación de las películas cinematográficas y otras obra audiovisuales, en relación con el establecimiento de pictogramas informativos que faciliten la percepción por los espectadores de las calificaciones correspondientes a las películas y otras obras audiovisuales, de manera que la publicidad e información sobre la calificación por grupos de edad de dichas obras pueda realizarse tanto mediante la mención expresa del grupo de edad atribuido como mediante la utilización del pictograma que corresponda a ese grupo.

El motivo de establecer los criterios de calificación es doble: por un lado, proporcionar a los espectadores, y en particular a todos aquellos que tienen responsabilidades educativas, formativas o de tutela sobre menores de edad, información de calidad que les permita actuar de la manera responsable que estimen más oportuna respecto de los menores a su cargo ante una determinada película. Por otro lado, proporcionar a los distribuidores y exhibidores un mayor grado de certeza en cuanto a la calificación que finalmente otorgará el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales a la película, permitiendo que efectúen sus propuestas de calificación de una manera más ajustada a la que previsiblemente obtendrá la misma, teniendo en cuenta, además, que la calificación solicitada se entenderá otorgada si transcurrido el plazo de un mes no se ha notificado al solicitante la correspondiente resolución de calificación.

Para llevar a cabo esta calificación se han adaptado las sucesivas franjas de edad a los distintos niveles del sistema educativo español, desapareciendo la categoría anterior de No recomendada para menores de 13 años y quedando establecida así del modo siguiente: Apta, 7 años, 12 años, 16 años, 18 años y película X. Las películas Aptas y No recomendadas a menores de 7 años pueden recibir, además, la calificación de Especialmente recomendada para la infancia (artículo 5 del Real decreto 2062/208).

En el caso de la televisión, partiendo de una obligación legal de calificación prevista en la Ley 25/1994 y en su desarrollo reglamentario, el Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia estableció un sistema de calificación por edades. Este sistema, mencionado también en la posterior Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual, ha sido modificado para adecuarse en lo posible a los criterios del ICAA y facilitar así la adecuada calificación de las obras cinematográficas cuando se emiten en este medio.

En el caso de los videojuegos, el Código PEGI, establecido a nivel internacional, va más allá de la mera calificación por edades, añadiendo además descriptores que, muy básicamente, informan sobre el contenido de los productos: Lenguaje soez. Discriminación. El juego contiene representaciones discriminatorias, o material que puede favorecer la discriminación. Drogas. El juego hace referencia o muestra el uso de drogas. Miedo. El juego puede asustar o dar miedo a niños. Juego. Juegos que fomentan el juego de azar y apuestas o enseñan a jugar
Sexo. El juego contiene representaciones de desnudez y/o comportamientos sexuales o referencias sexuales. Violencia. El juego contiene representaciones violentas. En línea. El juego puede jugarse en línea.

Partiendo de esta situación, a la que habría que añadir el alto nivel de segmentación semántica existente en Internet y en las Redes Sociales para la búsqueda y recuperación de contenidos (tags, topics, hagstags, etc.), consideramos:

– Que debería avanzarse en la elaboración de un marco general de clasificación básicamente transmedia, aunque teniendo en cuenta las peculiaridades de la recepción/emisión/canal de los diferentes medios y sistemas de comunicación.
– Que esa clasificación debe basarse en criterios objetivados a partir de los conocimientos que aportan las ciencias sociales (psicología, sociología, antropología, pedagogía), y en sintonía con la sensibilidad social mayoritaria.
– Que el modelo de etiquetado debería componerse de tres dimensiones:

1. La calificación por edades, que ofrece criterios orientadores globales sobre la idoneidad de los contenidos dependiendo de los años del receptor. En el caso de la televisión, hay que tener en cuenta que el modelo lineal de consumo televisivo, que explica y justifica el establecimiento de franjas de protección de menores, va dando paso a consumos no lineales a partir de catálogos de programas de modo las parrillas y los horarios de emisión pierden su relevancia.
2. La clasificación temática, cuya utilidad va más allá de la protección el menor, y que debe atender a criterios diversos como el género (macrogénero/género/subgénero), la presencia de determinados contenidos sensibles visuales o sonoros, etc. El trabajo realizado en el ámbito de la TDT para las guías electrónicas de programación y la aplicación e métricas de audiencia es una buena base.
3. La escala de intensidad, ya empleada por diferentes sistemas de calificación (como los diseñados hace algunas décadas por Gerbner), y que añade un plus de información para la toma de decisiones de los espectadores y su empoderamiento. La escala permite establecer, por ejemplo, no sólo la existencia de sexo o violencia, sino el cuantum de sexo o violencia existente en el producto audiovisual, de modo que cada responsable de su consumo o del de otros pueda terminar el nivel de tolerancia/intolerancia a determinados contenidos

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