Olivares, director del festival, tras haber consolidado a Málaga como sede permanente hasta 2032. “He lanzado una peonza que sigue girando con Málaga, ahora hay que regar este festival para que florezca”
Ostiglia «Estamos viendo la venganza de lo clásico.Ahora vuelven a brillar una gráfica hecha a mano, una historia bien escrita, una película bien actuada»
Ostiglia: «Nuestro foco es global, sí. Pero también trabajamos con marcas españolas que tienen ambición internacional, como Licor 43. Lo que hacemos desde aquí se ve en todo el mundo…»
Ostiglia: «El humor no solo conecta, también es generoso. Y nos ayuda a saltar esa valla tan jodida que es la atención»
La edición 2025 de El Sol, Festival Iberoamericano de la Comunicación Publicitaria, cerró con una afirmación clara: la creatividad iberoamericana sigue viva, potente y cada vez más enfocada en emocionar. Para Miguel Olivares, director saliente del festival y fundador de La Despensa, y Tomás Ostiglia, Chief Creative Officer de LOLA MullenLowe y presidente del jurado, esta edición no solo premió talento, sino que recuperó algo esencial: el valor de las buenas ideas.
Miguel Olivares, director del festival en los últimos años y socio fundador de La Despensa, se despidió del cargo tras haber consolidado a Málaga como sede permanente hasta 2032. “He lanzado una peonza que sigue girando. Málaga nos ha acogido con energía cultural, ahora hay que regar este festival para que florezca”, afirmó.
“Me voy con la sensación de haber lanzado una peonza que sigue girando”,
“Me voy con la sensación de haber lanzado una peonza que sigue girando”, dijo Olivares, en referencia al traslado del festival a Málaga, ciudad que mantendrá la sede del certamen hasta 2032. “Málaga nos ha acogido con energía cultural, hay que ir regando este festival para que florezca. Y creo que va a florecer”.
La edición 2025 de El Sol, Festival Iberoamericano de la Comunicación Publicitaria, cerró con una sensación compartida: la creatividad iberoamericana no solo sigue viva, sino que ha vuelto a creer en lo esencial. Las buenas ideas, el poder del humor, el regreso a narrativas clásicas y una apuesta clara por el disfrute fueron los ejes de una edición marcada por el cambio, pero también por el orgullo colectivo.
Una de las notas más destacadas del festival fue la revalorización del humor
“El giro hacia el humor ha sido aplaudido por todo el sector, a nivel global. Necesitamos volver a disfrutar, y el humor es un vehículo generoso para eso”, destacó Olivares. “Se agradecen campañas que das al play y simplemente disfrutas”.
Ostiglia, cuya agencia volvió a obtener múltiples reconocimientos, apuntó también al cambio de paradigma estético: “Estamos viendo la venganza de lo clásico. Después de tanto auge de la tecnología por la tecnología, ahora vuelven a brillar una gráfica hecha a mano, una historia bien escrita, una película bien actuada. Es gratificante ver que eso es lo que se valora hoy”.
Más allá de los premios, ambos destacaron la dimensión humana del festival. “Se dejó de lado el ego, hubo verdadera pasión por las ideas y un compromiso colectivo por mostrar lo mejor”.
En su despedida, Olivares deja un festival consolidado y con una hoja de ruta clara: “El Sol no es solo un palmarés. Es un lugar para pensar, compartir y reconectar con lo que hace grande a esta industria: su capacidad de emocionar, entretener y transformar”.
Más allá de los premios, ambos coincidieron en que la industria ha recuperado el pulso. “El humor ha vuelto para quedarse”, sentenció Olivares. Y con él, la emoción, la generosidad, la simplicidad y una idea que resonó durante toda la semana: la venganza de lo clásico.
Entrevista Miguel Olivares y Tomás Ostiglia
Ostiglia: «El humor no solo conecta, también es generoso. Y nos ayuda a saltar esa valla tan jodida que es la atención»
¿Con qué sensación se despide esta edición de El Sol?
Miguel Olivares: Me voy con una sensación de energía. De que esta industria aún tiene fuerza y poder para mover cosas. Hemos visto ideas que emocionan y que empujan.
Tomás Ostiglia: Lo que más me impactó fue ver el palmarés proyectado. No sabíamos qué iba a pasar al reunir todo ese trabajo, y lo que pasó fue una gala muy viva. Hubo emoción, humor y una respuesta real del público.
¿Cómo El Sol desde dentro del jurado?
Ostiglia: Con mucha intensidad. Se discutió, se defendió, se valoró. Pero sobre todo se trabajó desde el respeto. Desde el primer día planteamos: dejemos los egos afuera, vamos a perseguir las ideas. Y creo que se logró. Fue una experiencia muy humana.
LOLA MullenLowe ha vuelto a destacar internacionalmente sin grandes cuentas locales. ¿Cómo se explica eso?
Olivares: Viendo a Tomás, con esa obsesión desmedida por hacerlo todo bien. Es una locura sana, pero productiva.
Ostiglia: Nuestro foco es global, sí. Pero también trabajamos con marcas españolas que tienen ambición internacional, como Licor 43. Lo que hacemos desde aquí se ve en todo el mundo. Lo importante es el nivel del trabajo, no el origen del cliente.
Este año volvió a premiarse el humor. ¿Era una cuenta pendiente?
Olivares: Totalmente. El giro hacia el humor ha sido aplaudido por toda la industria, porque necesitamos eso: volver a disfrutar, a reírnos con inteligencia.
Ostiglia: El humor no solo conecta, también es generoso. Y nos ayuda a saltar esa valla tan jodida que es la atención. Lo vimos en campañas que simplemente das al play… y disfrutas.
¿Qué tipo de trabajos destacaron este año?
Ostiglia: Muchos vuelven a lo básico. Lo dije en la gala y lo creo de verdad: esta edición fue la venganza de lo clásico. Gráficas hechas a mano, películas bien actuadas, guiones que funcionan. Lo esencial vuelve a importar. Y es una gran noticia.
¿Con qué se queda cada uno de esta edición?
Olivares: Con la certeza de que El Sol va a seguir creciendo. El festival tiene raíz y futuro.
Ostiglia: Con la gente. Llegamos como desconocidos y nos fuimos como amigos. Y eso no pasa todos los días.