Herta, viuda de David Ogilvy con Luis Bassat en El Programa de la Publicidad: ¿Qué papel le dieron en el Centenario de David Ogilvy? “Ninguno. Llegar y decir “Buenos días y adiós”. Y sonreir…"

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Se trata de una de las emisiones de «El Programa de la Publicidad» que emitió en exclusiva su entrevista con Herta, la viuda de David Ogilvy en Cannes

Se trata de un cuarto de hora con Herta, la viuda de David Ogilvy, sobre el personaje más emblemático de la creatividad mundial del siglo XX, en declaraciones exclusivas de la viuda y comentadas por Luis Bassat, junto a Jesús Díaz, Director del programa.

De qué se acuerda más cada vez que piensa en un hombre tan reconocido como su marido David, su humor, su cultura, sus trabajos?

«Era un hombre muy simpático e idealista. Pero lo más importante fue que era muy curioso y bondadoso con mucha gente. Creo que esto es muy importante cuando estás creando una compañía. Si no quieres a la gente nunca vas a tener una compañía fuerte».

Un talento natural, basado en la creatividad, con un talento natural basado en el entorno financiero, como Martin Sorrell, ¿cómo compaginó su relación en un momento en que WPP cuenta con el grupo Ogilvy como una inversión más para engrandecer su marca, su fama, etc?

«Para David fue dificilísimo. Porque perdió a “su hijo”, a su bebé, (a su empresa), pero se acostumbró. Él no era un hombre de números, sino un publicitario que quería hacer la mejor publicidad posible. Si después eres bueno, te va bien en la compañía. Sin embargo, WPP solo cuenta, ¿verdad? Cuenta y cuenta y cuenta, pepitas… Así es la vida. Ahora hay que contar mucho las pepitas”.

¿Qué cosas le gustaron a su marido, o no, de la evolución de su grupo, del “hijo” que perdió?

“En la vida no hay que preguntarse si te gustan las cosas. Cuando te cae el trueno tratas de sobrevivir”.

“Fue poco antes del año 89”- señala Luis Bassat. “Me acuerdo muy bien como antes del año 89, quizá el 87 ó el 86, Shelley Lazarus, que luego fue la Presidenta Mundial de Ogilvy y yo, que estábamos en un Comité de jóvenes, y propusimos al Comité de mayores, comprar JWT, porque creíamos que esto nos reforzaría y crearíamos una compañía mayor y más importante y los mayores dijeron que no era el momento y que no creían que ese fuera el momento para nosotros. Pero entonces, para sorpresa de todos, WPP compró JWT”.

“¿Qué pagó demasiado caro (según Herta)?”.

“Bueno pero luego vendió un edificio en Japón y … (… “y le fue muy bien”, puntualiza Herta).. y le fue muy bien. Lo cierto –explica Luis Bassat- es que al cabo de relativamente poco tiempo, hizo una oferta muy importante para comprar Ogilvy. Y recuerdo que Ken Roman , que era el Presidente de aquel momento nos llamó a todos los miembros del Consejo en Nueva York y pasamos toda la noche haciendo números para ver cuánto podíamos pagar los presidentes de todos los países para comprarla y llegamos a una cantidad que era exactamente la mitad de lo que ofreció Martin Sorrell. Con lo cual tuvimos que renunciar. Era imposible pagar la cantidad que ofrecía Martin Sorrell, que efectivamente pagó” … (“que pagó demasiado, porque JWT tenía al menos un edificio y nosotros no”, puntualiza Herta).

Pero no era la única vez que WPP compró una compañía por encima de su valor, aunque en este caso salió bien…

“Nos compró porque el nombre de Ogilvy era, quizá, único en el mundo. Lo cierto es que tardó años en recuperarse de la inversión, pero le salió bien al final”, según Luis Bassat.

“Compró un Brand magnífico. Entonces cuando compras los mejores brands del mundo te puedes equivocar una o dos veces”.

Herta, hablemos de qué tenía en común con los personajes de Mad Men, sus hechos más relevantes y lo que le gustaba comentar de la publicidad en su círculo de amigos…

“Las películas de Mad Men son muy buenas y muy divertidas, pero verdaderamente no era así como se trabajó todo el tiempo, porque parece que son unos chicos que nada más se estaban divieriendo y viviendo la vida loca. Creo que la gente que tuvo éxito trabajo muchísimo en Nueva York, cuando comenzamos con esas compañías, claro que había muchos Mad Men, y es verdad que se “tomaba” mucho, dos o tres Martinis antes de la comida, y en la noche igual, pero la vida no era tan loca”.

“Yo recuerdo -señala Bassat- que estaba en Nueva York y debía ser el año 75 en que David me invitó a comer por primera vez, con Shelby Page, que era el director financiero y llegamos al restaurante enfrente de Ogilvy, en la calle 48, La Cote Pass, y Shelby dijo que tomaría un Whisky Sour y dije “Pues yo también” y seguimos charlando. Y al cabo de veinte minutos dijo, “Yo tomaría otro Whisky Sour, y dije “Yo también”. Y al cabo de un rato pidió al camarero la cuenta. ¡Él entendía que comer era tomarse dos whiskies!. Tuve que irme corriendo a tomar una hamburguesa de queso porque estaba muerto de hambre y claro dos whiskies en ayunas… Pero claro en aquella época se bebía mucho, mucho”.

¿Pero qué batallitas recordaba David a sus hijos, nietos y amigos, en sus años de recapitulación de su historia?

“Era un idealista. Un demócrata. ¡Era un hombre del centro! ¡Cómo iba a hacer política de extrema derecha o izquierdas! Era un hombre realista. Me decía que a los hijos no había que mandarlos cada mes a hacer cosas y llenarles el día. Hay que aburrirles para que ellos busquen libros que leer o se vuelvan creativos. Si les das demasiado ya no piensan. Ahora los chicos pasan horas y horas ante la tv y jugando con juegos, lo que está muy bien pero David decía que “no hay que darles demasiado y dejarles pensar a ellos”.

Lo que más me sorprendía de David era que a los 80 años o más, te hablaba del futuro», según Luis Bassat. «No era de esas personas que hablaban siempre del pasado o de sus éxitos. Y esto solo he conocido otra persona así en el mundo que es Simón Peres, que teniendo ochenta y muchos, sigue hablando del futuro y no habla del pasado. Y muy poca gente del mundo llega a esta edad y sigue hablando del futuro”.

¿Qué papel le han dado en este centenario como viuda de David Ogilvy?

“Ninguno. Llegar y decir “Buenos días y adiós”. Y sonreir…la verdad es que yo vivo en una casa en el campo, en Francia, y todavía vienen muchos grupos a casa a trabajar en casa en advanced management, creative meeting…”

“Herta sigue siendo el alma de la compañía, en ausencia de David. Cuando alguien quiere un consejo o una opinión llama a Herta, y esto lo hago yo y lo hace muchísima gente en la compañía porque ella que vivió tantos años con David sabe cómo pensaba él y su filosofía y la que sigue el espíritu y el ADN de la compañía. Siendo una mujer que no ha trabajado con David, sí ha vivido con él y pocas personas saben tan bien como Herta, cómo creaba, cómo pensaba y cómo llevaba esta compañía adelante y que siga muchos años ayudándonos”.

¿Qué le quitaba el sueño a David Ogilvy, además de la situación económica del grupo?

“En el momento en el que el grupo pasó a otras manos, mucha gente perdió su empleo. Y para nosotros era desesperante. Nos llamaban por teléfono personas que habían trabajado con nosotros veinte y treinta años. Y les decían que «se acabó tu trabajo» el viernes por la mañana y que «el viernes por la tarde te vas”. Es una especie de crueldad terrible. Es más fácil (para la empresa), quizá, pero eso fue la mayor crueldad para mí”.

¿Llegó a ejercer profesionalmente como publicitaria o fue observadora de todo lo que hacía su marido?

“Yo de joven trabajé con el grupo Harper en Interpublic que fue el primero que hizo lo que haría después Martin Sorrell, el primero que reunió McCann Erickson y otras agencias”.

¿Qué sensación tuvo al saber que Luis Bassat renunciaba al grupo por la forma en que se despidió a gente de su confianza en España, qué impresión le dio?

“Para mí es muy difícil de ver que una compañía que ha llevado una compañía al éxito después terminen con situaciones difíciles porque la gente no reconozca lo que han hecho. Los nuevos patrones no siempre saben qué es lo que ha pasado”.

“Yo no renuncié al Grupo Ogilvy (sigo en el Consejo de Administración Mundial de Ogilvy, y soy, creo, el único cargo vitalicio), -puntualiza Luis Bassat- sino al Grupo WPP, y a ser el Presidente para España del grupo WPP porque despidieron a un director general del grupo WPP, a Jesús Muñoz, que fue el fundador de Ogilvy conmigo. Ya no estaba en el grupo Ogilvy pero me pareció que alguien de WPP despidiera a alguien del Grupo, sin consultarlo al Presidente…”. Por eso renuncié. Esa misma noche me llamó Martin Sorrell, tenía invitados a cenar, y me excuse porque no podía atenderle, pero me tuvo media hora al teléfono, intentando convencerme de que no me fuera de WPP y me quedara. Y me dijo ¿Pero por qué te vas? Y le dije “porque mañana por la mañana al irme a afeitar me quiero poder mirar en el espejo”.

“Eso pasó varias veces. Hay gente que se tuvo que ir porque no se cumplieron las promesas y la ética que habíamos tenido. Y cada vez que le llamaban a David, le decían, “I undertand you. I’d do the same”

Gracias Herta. Nunca ha sido tan fácil poner la guinda a un centenario como éste, gracias a los dos.

“No le conocía pero ahora ya le conozco. Ha sido una sorpresa”.

“Se trata del programa más importante sobre publicidad que se hace en España”, señala Luis Bassat

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