Un experimento ideado por Heineken y Wunderman ilustra que nuestras «zona de confort” en la vida real tienen su reflejo en internet.

¿Por qué si nos quitan unas pocas opciones ya estamos perdidos? Sin buscadores, sin redes sociales, sin email, nos encontramos solos en medio del océano pese a poder encontrarlo todo. Hay millones de páginas. Millones de enlaces. Se trata de un experimento ideado por Heineken® y Wunderman ilustra que lo que llamamos “zona de confort” en la vida real tiene su reflejo en internet. Esas calles, tiendas, bares en los que nos sentimos cómodos se transforman en un navegador, en una red social, en una web a las que accedemos constantemente.

«Durante 20 minutos, blogueros, periodistas, expertos en ocio y en tecnología -señalan en la agencia- debían averiguar cosas tan sencillas como el precio de un billete de metro en Shanghái o los horarios de los trenes entre Frankfurt y Berlín, pero sin las herramientas más habituales. Aquí no valía lo que ya conocían, tenían que ser creativos, echarle imaginación, lo que en Heineken se denomina ser un “man of the world”, alguien con recursos para salir airoso de cualquier prueba. Y a tenor de lo que vimos, la mayoría no lo fueron, dejando claro la dependencia que tenemos de unas pocas herramientas y el carácter repetitivo de nuestro comportamiento online».

«De forma muy sencilla, la acción logró atrapar a todos los invitados, y fueron ellos los que narraron vía Twitter su experiencia. De este modo, Dropped In The Net Live llegó a ser trending topic durante la hora que duró el experimento. En definitiva, Dropped In The Net nos permitió obtener y analizar información muy interesante. Un buen ejemplo de lo que en Heineken® y Wunderman consideramos un experimento de éxito»- concluyen en Wunderman.

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